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La historia del MEIAC, de cárcel a museo

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El Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC) de Badajoz ha inaugurado esta semana la exposición 'Variaciones sobre el panóptico. De cárcel a museo (1995-2025)', una muestra que recorre la memoria arquitectónica, artística y simbólica de este espacio y su transformación de prisión a museo.

La exposición, en coincidencia con el 30 aniversario del museo pacense, propone un viaje a los orígenes del museo, al recuperar y reinterpretar “su singular proceso de transformación”, y podrá visitarse hasta el próximo 30 de junio, según ha informado este martes la Junta de Extremadura.

De esta forma, aborda desde su pasado como prisión preventiva y correccional de Badajoz, concebida según el modelo panóptico (tipo de arquitectura carcelaria) de Jeremy Bentham, hasta su conversión “en un espacio abierto a la creación contemporánea, el diálogo cultural y la memoria”.

Inaugurado el 9 de mayo de 1995, el MEIAC “fue fruto de una apuesta por la regeneración urbana, la modernización cultural y la recuperación del patrimonio desde una perspectiva crítica”, ha destacado el Ejecutivo regional. El proyecto fue encargado en 1989 al arquitecto José Antonio Galea, quien ideó una construcción de nueva planta que respetara la forma panóptica original del edificio como elemento volumétrico y simbólico central, sin borrar la historia de su uso anterior, sino resignificándola desde el arte.

Desde sus inicios, el museo se orientó a recuperar el patrimonio artístico disperso, a reforzar los vínculos culturales con Iberoamérica y a crear un ámbito transfronterizo con Portugal, convirtiéndose en un referente de la cultura contemporánea.

La exposición 'Variaciones sobre el panóptico' se articula en torno a una selección de obras que reflexionan sobre el pasado carcelario del edificio y el proceso de transformación de sus espacios. El núcleo central está formado por las “impactantes fotografías” de Vicente Novillo, que documentan los restos, huellas y silencios de la antigua prisión poco antes de su desaparición y que ahora, reeditadas y ampliadas, pasan ahora a formar parte de la colección permanente del museo.

A esta mirada se suman los dibujos de Rufino Mesa, realizados en 1988, que capturan detalles olvidados del lugar, y obras de los artistas extremeños Luis Costillo y Alonso Gil Lavado, que interpretan el edificio como símbolo de control, encierro y resistencia. 

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